martes, 6 de diciembre de 2016

La benévola

Kentucky.
Mediados del siglo XIX.
Nacer blanco o nacer negro. El destino está escrito en el color de la piel.
Nacer hombre o nacer mujer. Otra línea imborrable del destino.
Una granja de cerdos. Una niña mal casada. Bien criada. O al menos con buena intención. De él no quiero ni hablar. Cleome, Zinnia y Alcofibras.
Historias. Secretos. Un cobertizo. Grilletes. Un pozo. Golpes de fusta. Sueños. Víctimas y verdugos. Cambio de papeles. Venganza o justicia.
A esta novela hay que llegar sabiendo poco y por ello no voy a contar mucho más. Sólo decir que el autor no se regodea en el morbo de la tortura, sino que utiliza elipsis, distintas voces, relatos dentro de relatos, saltos en el tiempo, ensoñaciones y otros recursos literarios muy bien desarrollados, para que sea el lector el que descubra paso a paso el terror de la crueldad y la naturaleza humana más abyecta; pero lo hace de tal forma, que llegas a empatizar también con el verdugo cuando cambian las tornas.
Un gran libro. Pero no para cualquier momento, estado de ánimo ni estómago.
Me ha gustado mucho.
SLHLT

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