Oliver
lleva una mala racha: su madre ha muerto atropellada, su novia ya no está a su
lado, su hermano está desaparecido y su padre ausente. Necesita un cambio de
aires. Por ello pide una excedencia en la universidad donde trabaja y se
dispone a abrir un hotel en Villa Marina, la casona de Suances donde pasaba los
veranos de su infancia y que su madre le ha dejado en herencia.
A penas
ha bajado del avión cuando recibe una llamada: los obreros han encontrado el
cadáver de un bebé emparedado en los antiguos muros de la casa.
Este
descubrimiento será el desencadenante de una serie de asesinatos a ancianos sin
aparente relación entre sí. ¿Por qué? ¿Quién es el responsable? ¿Qué secretos
guardan las paredes de la casa? ¿Qué relación tienen con Oliver? ¿Y con Jana
Ongayo, una de las empresarias más prósperas de la zona?
Todas
estas preguntas y muchas más tendrán su respuesta a lo largo de las páginas de Puerto
escondido.
Esta
novela es un buen libro para el verano ya que es entretenido, ágil y fácil de
leer. Se desarrolla en dos líneas temporales, en principio, inconexas, pero que
terminarán por confluir y dar sentido a la historia. Una discurre en la
actualidad, donde tiene lugar la investigación de la Guardia Civil y la
búsqueda del psicópata, su motivación y su escondite. La otra parte de mucho
más atrás y, a modo de diario, comienza con el estallido de la Guerra Civil.
Para
mí, está última trama es lo mejor del libro, junto con el personaje de David y
las maravillosas descripciones de los escenarios cántabros en los que se
desarrolla la historia. También me gusta que la autora haya dejado una puerta
abierta a una posible segunda parte...
Por
poner un "contra" diré que no me acabo de creer al personaje de
Oliver. Lo veo poco real, demasiado perfecto y equilibrado con todo lo que se
le vino encima.
¡¡Seguro que lo disfrutáis!!
SLHLT
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