
Contra todo pronóstico, fue muy bien acogida, se volvió viral en
Internet, Beyonce la parafraseo en
una de sus canciones, y fue regalada a todos los adolescentes suecos de 16
años, como parte de un proyecto impulsado por el Lobby de Mujeres Sueco, para concienciarlos sobre los problemas de
género.
En este breve ensayo, la autora trata el problema de la
desigualdad entre hombres y mujeres, y de la necesidad del feminismo de forma
clara, contundente y con un toque de humor.
Así, explica que la palabra feminista ha sido utilizada como
arma arrojadiza, ha sido tergiversada, y ha arrastrado consigo connotaciones
negativas que nada tienen que ver con su verdadero significado:
“Feminista: persona que
cree en la igualdad social, política y económica de los sexos.”
Nada más y nada menos.

“La cultura no hace a la gente. La gente hace la cultura. Si es verdad que no forma parte de nuestra cultura el hecho de que las mujeres sean seres humanos de pleno derecho, entonces podemos y debemos cambiar la nuestra.”
Mientras no llega ese ansiado momento, todos, hombres y mujeres,
deberíamos ser feministas.
Me ha gustado mucho. Suscribo su discurso de principio a fin.
SLHLT
P.D. Hacía tiempo que no leía un libro en inglés y me ha resultado una lectura muy accesible y estimulante que me ha dejado con ganas de más.
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