"Dios fue mujer. Antes de exiliarse lejos de su creación y cuando todavía no se llamaba Nungu, el actual Señor del Universo se parecía a todas las madres de este mundo."
Kulumani
es una aldea pequeña y olvidada de Mozambique donde las creencias, la tradición
y la superstición se transmiten de generación en generación, de la misma manera
que se transmite el sometimiento a las mujeres. Grave pecado, ya que son ellas
las que tejen el universo, pues:
"cuando sus vientres se redondean,
se añade un pedazo de cielo."
En este
remoto lugar las leonas han comenzado a atacar y matar a mujeres dentro de la
aldea. Nunca antes había pasado.
El miedo y los malos augurios se apoderan de
la población y deciden llamar a Arcángel Baleiro: el último cazador. Un cazador
con una historia a sus espaldas y una gran tristeza sobre sus hombros. Él lo
sabe. Va a ser su última cacería.
No
quiero contar mucho más, tenéis que descubrirlo. Probablemente nada sea lo que
parece y el lector flotará entre lo real y lo mágico sin saber muy bien dónde
se encuentra en cada momento.
Es una
historia contada a dos voces, la versión de Mariamar y el diario del cazador.
Distintas y complementarias. Y ambas buscarán a las leonas: a las reales y a
las soñadas, a las temidas y a las deseadas, a las de dentro y a las de
fuera...
Este
libro es un canto a la vida, a la naturaleza y a la mujer.
Y más
que escrito está soñado.
¡Qué
suerte el haber descubierto a Mia Couto!
¡Qué manera de escribir!
¡Qué
final! "Hasta que los dioses vuelvan a ser mujeres, nadie más nacerá bajo
la luz del sol."
¡Me ha encantado!
SLHLT
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