La
aparición de un cadáver, en la estación de Chamboluc, completamente destrozado
y mutilado tras haberle pasado por encima una máquina pisanieves, es la excusa
perfecta que tiene Antonio Manzini
para presentarnos al subjefe Rocco Schiavonne.
Pero,
¿qué hace un policía romano, con sus zapatos Clarks y su loden azul entre la nieve al pie de los Alpes? Es su
nuevo destino. Y ya lleva cuatro largos meses en él. Cuatro meses de cabreo
permanente. Ha sido todo un correctivo. Un exilio forzoso.
Rocco
Schiavonne es un tipo prepotente, borde, maleducado, insolente y grosero. Todo
le cabrea y tiene una lista con distintos grados de "tocadas de cojones", cuyo culmen es el tener que hacerse cargo
de un caso.
También
es un mujeriego, clasifica a la gente con la que se cruza en el curso de la
investigación, por la especie de animal al que le recuerden, y dice que no le
gusta su trabajo, pero es muy bueno en él. Otra cosa distinta es su
interpretación de las leyes, que muchas veces se salta para sacarse un
sobresueldo, para obtener la información o la pista que necesita en cada
momento, o para actuar con verdadera humanidad.
Sin ser
una historia extraordinaria, aunque sí entretenida y amena, el verdadero
espectáculo es el comisario Schiavonne. Creo que va a ser una saga de lo más
apetecible.
Ya os iré contando en próximas entregas. SLHLT
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