Pero Diego ya no está.
Se ha marchado a México. Sin ella. No había dinero para dos pasajes. Pero no va
a volver. Y ella en el fondo lo sabe, aunque se resiste a ver la cruda
realidad.
1921. Angelina Beloff,
pintora de origen ruso y exiliada en París, escribe durante un año una carta
tras otra a Diego Rivera, el amor de su vida, su compañero del alma, su marido
durante 10 años.
En esas cartas recuerda
su vida juntos, a su hijo muerto, sus inicios como pintora, su familia, cómo se
conocieron y cómo se enamoraron, el descubrimiento de otras mujeres y de otros
hijos, el dolor de entonces y el dolor de ahora.
Recuerda para que duela,
para sentir algo cuando el alma está muerta, para tener esperanza, para
engañarse a sí misma, para que parezca que va a haber respuesta, que aún la
quiere, que no la ha olvidado.
Pero nunca responde. A
veces manda dinero. Y eso es peor. Ni una palabra. Las cartas se espacian. Y
llega el momento. La última carta.
¡Cómo me ha gustado este
libro! ¡Qué bien escrito está! En él Elena
Poniatowska describe con maestría una historia de desamor. Es delicada,
brutal, dulce y amarga a la vez. Está tan bien escrito que eres capaz de sentir
con Quiela, de respirar con Quiela, de sufrir con Quiela y de llorar con Quiela
el dolor más grande que existe: que te dejen de querer.
¡Imprescindible! SLHLT
P.D. ¡Qué bonitos hace los libros Impedimenta!
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