Guibrando
Viñol trabaja en una planta de tratamiento de residuos, como encargado de
manejar "la cosa", una
máquina que destroza libros y los convierte en pasta de papel. Cada día al
acabar la jornada y poner a punto la máquina para el día siguiente, rescata
algunas hojas que se han librado de las fauces de "la cosa", las guarda, las pone a secar y a la mañana siguiente
las lee en voz alta a los pasajeros que ocupan su vagón, en el tren de las
6:27, que lo devuelve a un trabajo que detesta.
Un día
como cualquier otro, encuentra un pendrive que contiene una especie de diario y
las cosas empiezan a cambiar.
Me ha
sorprendido. Este libro tiene un planteamiento diferente y original, que me
dejó una sonrisa en la cara al terminarlo.
Lo
mejor, los personajes secundarios que lo habitan, todos ellos aferrándose a los
libros para ganar día a día la partida a la vida: un vigilante de seguridad que
sólo habla en versos alejandrinos, un hombre que busca retazos de sus piernas
amputadas en una guía de plantas, dos hermanas ancianas que viven en una
residencia y buscan quién les lea, una joven que escribe un diario maravilloso
mientras atiende un urinario público, y un pez de color rojo, a modo de
compañero de vida de nuestro protagonista.
¡Me ha gustado! SLHLT
No hay comentarios:
Publicar un comentario