Shimura tiene 56 años y
vive en Nagasaki. Es meteorólogo. Tiene una hermana, pero la ve poco. Su vida
transcurre en orden y calma. Vive solo en una casa pequeña, donde cada cosa
tiene su sitio.
En los últimos meses
observa pequeños cambios en su casa, mejor dicho, en su cocina: un día falta un
yogur, un par de semanas después se termina un zumo recién abierto, ¿se ha
movido la tetera?
Lo que en principio
atribuye a sus propios despistes, termina por desasosegarlo. ¿Qué está pasando?
¿Alguien entra en su casa cuando él no está? ¿Se trata de una presencia?
Para encontrar una
explicación decide poner una cámara en la cocina que controlará desde el
ordenador de su oficina. ¡Ahí está! Sus ojos no le engañan. ¡¡Hay una mujer
bebiendo té en su cocina!!
Así comienza esta novela
corta, llamada originalmente Nagasaki, y que aquí han titulado
La intrusa. ¿Por qué hacemos
estas cosas en España?
Por lo visto el autor, Eric Faye, se inspiró en una noticia que
leyó en el periódico: "una mujer
llevaba un año viviendo en una casa que no era la suya, escondida en un
armario, sin que el dueño se enterara".
Está muy bien escrita y
no cae en explicaciones ni sentimentalismos excesivos. Más que escrita está
pintada, con ese estilo delicado de los escritores japoneses, que trazan la
historia a pinceladas. Nunca habría adivinado que el escritor era francés si no
hubiera visto su nombre escrito en la portada.
Sin ser un libro que te deje huella, me ha gustado. SLHLT
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