Zweig era un gran
contador de historias, sin necesidad de extenderse en páginas y páginas y este
es un claro ejemplo.
Esta es una historia de
celos, del sentimiento de abandono que tenenos cuando alguien que nos amaba con
locura nos deja de lado, de orgullo, de desamor, del egoísmo de esa gente que
te cambia por la última novedad que se asoma a su vida, de obsesión y de
venganza...
¡Y el protagonista es un
perro!
Es muy cinematográfica y
está, como siempre, escrita con maestría.
Sólo tengo un pero: no
me lo creo. Los perros no actúan así. Son mucho mejores que nosotros y cuando
quieren, quieren incondicionalmente y para siempre.
Ya sé que el perro es
solo un artificio del autor para retratar un comportamiento humano, pero
justamente por haber elegido a un perro, se me hace difícil de creer.
De todas formas, es un buen libro. SLHLT
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