Florence Green es una
mujer viuda que ronda los cuarenta y que vive en un pueblecito costero de
Suffolk.
Para dar sentido a sus
horas decide abrir una librería y así conjugar su amor por los libros con su
profesión.
Juntando todos sus
ahorros consigue comprar la segunda casa más antigua de Hardborough, peculiar
donde las haya: oscura, con humedades y con su propio "rapper", vamos,
un poltergeist (algo así como un "trasgu" invisible y cabreado).
Pero ya sabéis cómo va
esto: pueblo pequeño, infierno grande. La casa lleva un montón de años
abandonada, pero cuando Florence se pone manos a la obra, resulta que
justamente ese lugar es el sitio indicado para que las fuerzas vivas del pueblo
quieran hacer un centro de arte.
Hardborough no quiere
una librería... Es un libro magníficamente escrito. La descripción de los
paisajes, la narración con un toque de humor inglés y unos personajes
deliciosos son lo que hacen que me haya gustado tanto.
Eso sí, no es la novela indicada para los que esperéis
acción, giros bruscos en la trama y golpes de efecto. Es un libro que cuenta
una historia sencilla con un ritmo mantenido y sin más sobresaltos que los que
provoca el "rapper". Es como un helado de vainilla, está bueno y
disfrutas de él, si te gusta la vainilla.
SLHLT
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