Todo comienza con uno de
esos sueños raros que a veces tiene Montalbano y que termina siendo, en cierta
forma, premonitorio.
Una nueva crisis de
pareja con Livia, un robo con agresión que no es lo que parece, una puerta
cerrada que esconde tráfico de armas y algo más, una marchante de arte y los
juegos con el cangrejo de la roca plana del puerto, son algunas de las
historias que vive el comisario Salvo Montalbano en esta novela.
Siempre acompañado por
Adelina, Mimi Augello, Fazio, Gallo y el particular Catarella (en persona,
personalmente), nuestro comisario coloca una a una las piezas de este puzzle.
Sin ser el mejor de los libros de Camilleri y su incombustible Montalbano, para mí es siempre una
opción entretenida y amena de desconectar y de respirar entre libros mucho más
intensos.
SLHLT
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