Bongo es un niño
huérfano que vive con el herrero. Un herrero, con la cara llena de pecas y el
pelo color rojo vivo, le cuenta a Bongo grandes historias mientras trabajan en
la fragua. Historias de piratas, del mar de la China o de cómo encontró a Bongo
y se lo llevó con él. Los niños del pueblo dicen que son mentiras:
"¡Mentiroso el uno, tonto el otro!"
Un día de niebla densa
estalla la guerra. La gente huye del pueblo. Las bombas caen. La herrería queda
destrozada y el herrero desaparece. Bongo tiene miedo y se siente solo, muy
solo. Entonces, aparece Carnavalito, con su traje de arlequín, su armónica y
una canción en la garganta.
El resto lo vais a tener
que leer.
Carnavalito es más
que un cuento, es una metáfora de la vida y de la supervivencia, de la esperanza
como arma imprescindible para poder avanzar, y de la necesidad de las mentiras
piadosas, blancas o como las queráis llamar. Esas benditas mentiras que nos
cuentan y nos contamos para aguantar otro día más y seguir adelante.
Narrado con la magia y la
maestría que sólo Ana María Matute
podía hacerlo, no lo considero un cuento infantil, aunque sea un niño quien nos
guíe. Me ha gustado mucho.
SLHLT
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